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Artículos publicados en el diario Avui, cuando Lluís Maria Xirinacs era senador independiente en las Cortes Constituyentes españolas, entre los años 1977 y 1979, traducidos al castellano.
Lluís Maria Xirinacs.
Artículos publicados en el rotativo Mundo Diario, cuando Lluís Maria Xirinacs era senador independiente en las Cortes Constituyentes españolas, entre los años 1977 y 1979.
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Publicaciones:
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Capítulo 3. Características de un sistema
monetario «científico».
- Medición y sistemas métricos.
- Las unidades de medida.
- Los procedimientos de medida.
- Los documentos de medida.
De todo lo que hemos visto en el capítulo
1 sobre como fueron los sistemas monetarios en sus orígenes
y como deberían ser ahora, se deduce una afirmación fundamental:
la naturaleza de todo sistema monetario es la de un sistema métrico
para la medida del valor de cambio en el mercado de las mercaderías
concretas.
De todo lo que hemos visto en el capítulo
2 sobre como se han transformado y como son actualmente los sistemas
monetarios, se deduce también una constatación fundamental:
el sistema monetario actual no es un buen sistema métrico,
sino que mas bien es un sistema confusionista y confusionario.
En los capítulos que seguirán, plantearemos la necesaria reforma
del sistema monetario vigente, la necesaria elaboración e implantación
de un instrumento-documento monetario racional e informativo, integrado en el
marco de un sistema monetario pro-científico8.
En esta tarea, debemos empezar por una reflexión general sobre
cuales son las características que ha de reunir cualquier sistema
métrico pro-científico. Seguidamente veremos como se concretan
estas características en el caso de un sistema monetario.
1. Medición y sistemas métricos.
La medición es uno de los actos mas importantes de cualquier
investigación «científica» que se quiera experimental.
El «científico», después de cuidadosas y exhaustivas
observaciones de los fenómenos que estudia, emite una(s) hipótesis,
que después habrá de contrastar con la realidad, a través
de la preparación y realización de los oportunos experimentos.
Pero el experimento -que no es mas que una modificación a voluntad
y controlada de la realidad, con vistas a obtener los resultados previstos
por la hipótesis en juego- implica la captación, lo mas exacta
posible de la realidad experimentada y de sus variaciones y modificaciones,
para que la comparación con los datos previstos por la hipótesis
sea lo mas ajustada posible.
Para conseguir esta exactitud, esta fidelidad a la realidad de los fenómenos
observados, nos valemos de la cuantificación, por medición
de dichos fenómenos. La cuantificación es un procedimiento
de captación de datos que afina la aproximación a la realidad,
pero además lo hace de una manera objetiva.
La cuantificación de los fenómenos -o mejor dicho, de cada una
de las pervalencias 9 consideradas en
los fenómenos- es una condición indispensable de toda «ciencia»
experimental.
Para la cuantificación nos servimos de un instrumento que es
el sistema métrico, conjunto de convenciones y procedimientos de
medición que nos permiten observar la realidad bajo un aspecto cuantitativo.
Hay que señalar que la representación cuantitativa de
la realidad no nos da ninguna verdad -ya que la cuantificación es
una pura invención y convención abstracta del hombre. Sí
que nos permite, en cambio, el acercarnos a la realidad con objetividad
y en consecuencia, con eficacia. Ya que la formulación de leyes
cuantitativas sobre los fenómenos es la base de la posterior actuación
y modificación en propio beneficio de los citados fenómenos
-modificación que llamamos técnica-.
Así pues, toda «ciencia» ha de disponer de sistemas
métricos adecuados para la medición y cuantificación
de las pervalencias que le interesa estudiar.
La Física, por ejemplo, dispone de sistemas para la medida de
pervalencias tales como la longitud, la densidad, el tiempo, la temperatura...
Y en cambio, la ciencia de mercado, que nosotros llamamos Mercología,
no dispone de ningún sistema métrico adecuado para la medida
de una de sus pervalencias fundamentales: el valor de cambio en el mercado
de las mercaderías concretas existentes. El sistema monetario ha
de ser este sistema, pero actualmente no reúne ninguna de las condiciones
indispensables para poder cumplir con eficacia esta función.
Todo sistema métrico pro-científico ha de constar, como
mínimo de los tres elementos siguientes:
-
Una unidad de medida, rigurosamente definida, totalmente abstracta
y convencional.
-
Un procedimiento de medida que permita, en la práctica, el
acto de medición: eso es, que permita el contar cuantas de las unidades
definidas contiene un fenómeno concreto observado.
-
Un documento de medida que deje constancia documentaria de cada
acto de medición realizado, para poder proceder a un análisis
y estadística de conjunto.
2. Las unidades de medida.
Las unidades de medida que se inventan para medir una pervalencia dada
de un fenómeno determinado, son conceptos totalmente abstractos
y su invención es totalmente arbitraria. La única condición
es que su definición sea muy precisa y rigurosa.
Por ejemplo, la unidad de longitud es el metro; éste puede
definirse como «la distancia de la diezmillonésima parte del
cuadrante del meridiano terrestre».
En mercología, la pervalencia fundamental que nos interesa medir
es el valor de cambio de las mercaderías concretas; la unidad de
medida de esta pervalencia es la unidad monetaria, que recibe nombres
distintos en cada Estado, ya que cada uno define su propia unidad monetaria
(como antiguamente también cada país definía sus propias
unidades de longitud, peso, volumen...).
Pero las unidades monetarias son una clase de unidades de medida muy
especial, que no permanecen estables. Efectivamente, el valor de
cambio de las mercaderías concretas no es siempre el mismo, no es
idéntico en diferentes situaciones de espacio y tiempo. La distancia
entre Barcelona y Madrid es siempre la misma; pero el valor de cambio de
un litro de vino varía en el espacio y tiempo, en función
de una serie muy compleja de causas, que aquí no analizaremos.
Como que la realidad que quiere medir es variable, la unidad monetaria
también es variable: no hay ninguna constante exterior invariable
en relación a la cual definir el valor de la unidad monetaria, de
manera que la definición de esta unidad no es fija, sino que evoluciona
correlativamente a las variaciones en el valor de cambio de las mercaderías
concretas que mide.
Además, la unidad monetaria no puede definirse en relación
a una única mercadería privilegiada, sino que, en un espacio
geopolítico dado, ha de definirse en referencia al conjunto de todas
las mercaderías que circulen en el período de tiempo considerado.
3. Los procedimientos de medida.
Una vez definida con rigor y precisión una unidad de medida cualquiera,
es preciso inventar la manera de poder realizar, en la práctica,
las mediciones de fenómenos concretos que interesen a cualquier
persona.
Realizar una medición no es otra cosa que contar el número
de unidades abstractas que contiene un fenómeno concreto cualquiera.
En el caso de las unidades de longitud, todos conocemos los metros,
las reglas y tantos otros instrumentos y técnicas de medición,
que constituyen los procedimientos de medida.
En el caso de las unidades monetarias, el único procedimiento
imaginable de realizar la medición del valor de cambio de una mercadería
concreta es el cambio mismo, el libre contrato cambiario-monetario
realizado entre dos agentes del mercado. Es la libertad del juego del mercado
que genera precios y salarios asignados a cada mercadería concreta
(producida o productora, respectivamente), en el mismo momento en que se
realiza un acto de compra-venta.
Precios y salarios son entidades mixtas, concretas-abstractas, que resultan
de cada acto de medición, de cada intercomparación entre
la mercadería concreta a medir y la unidad monetaria abstracta,
en el mercado libre.
Y paradójicamente, es del conjunto de precios y salarios fijados
en un espacio-tiempo dado que se puede, por una operación inversa
a la de esta fijación, definir el valor de la unidad monetaria en
este espacio-tiempo. Ya que el valor de la unidad monetaria -llamada dinero-
no es sino su capacidad de compra media en cada espacio-tiempo dado.
4. Los documentos de medida.
La última condición indispensable para todo sistema métrico
pro-científico, es que todo acto de medida realizado esté
bien documentado, tanto de cara a poder verificar su validez, como de cara
a poder, después, utilizar los resultados elementales obtenidos
en análisis y estadísticas del conjunto observado.
Así, cada acto de medida del valor de cambio de una mercadería
concreta cualquiera -es decir: cada intercambio mercantil elemental- es
preciso que esté plenamente documentado.
Como ya hemos visto en el capítulo 1,
en un sistema monetario racional, esta documentación se realiza
automáticamente a través de los instrumentos monetarios o
documentos monetarios. Efectivamente, los instrumentos-documentos monetarios
son instrumentos en tanto sirven para facilitar los intercambios;
pero también son documentos porque recogen y conservan el
acto mercantil efectuado a través de ellos.
Las condiciones mínimas que deben exigirse a una documentación
seria son las dos siguientes: primero, que cada acto de medida libre su
propio documento; segundo, que este documento sea exhaustivo, eso es, que
consigne todas las circunstancias significativas que concurren en el acto
de medida realizado.
Y es principalmente por este lado que falla el sistema monetario actual:
porque falta absolutamente una documentación adecuada.
En el sistema monetario vigente, los instrumentos monetarios están
constituidos, principalmente, por piezas de moneda, pseudo-billetes de
banco y dinero bancario. Pero todos estos instrumentos, en lugar de documentar
los actos de medición-intercambio en que se utilizan, son de naturaleza
esencialmente antidocumentaria. Mas que documentar, puede decirse
que esconden la realidad, debido a sus características de:
-
dinamicidad: no documentan una única transacción mercantil
elemental, sino que sirven en multitud de intercambios, circulan en el
mercado por tiempo indefinido y cumpliendo su papel en una cantidad desconocida
de intercambios elementales. Debido a esta movilidad permanente, los instrumentos
monetarios actuales son anticientíficos por, fundamentalmente, antiestadísticos.
No hay estadística posible con unas realidades tan incontroladamente
dinámicas.
-
uniformidad: los instrumentos monetarios actuales son idénticos
entre ellos; solo varían en cuanto al número de unidades
monetarias que representan, pero no suministran ninguna indicación
respecto a los detalles particulares de cada intercambio elemental en el
que
intervienen. No nos dicen que se ha intercambiado, ni como, ni cuando...
Esta uniformidad es también anticientífica por antianalítica.
No hay análisis posible de la compleja y fluida realidad mercantil,
sin documentación precisa y detallada de cada acto elemental efectuado.
-
anonimato: finalmente, los instrumentos monetarios actuales son
anónimos, es decir, no informan sobre quienes son los agentes
de un intercambio mercantil o de un acto social-monetario dado. No permiten
pues el asignar responsabilidades a los agentes monetarios. En este sentido,
los instrumentos monetarios vigentes son, además de anticientíficos,
antijusticiales, porque permiten realizar todo tipo de actividades monetarias
sin que quede, de ellas, ningún rastro personalizador y responsabilizador.
Las tres características anticientíficas y antijusticiales
de los actuales instrumentos monetarios que acabamos de citar, se aplican
principalmente a los pseudo-billetes de banco, en los cuales son evidentes.
Ahora bien, el dinero bancario (principalmente cuentas corrientes, pero
también muchas otras modalidades mas o menos conocidas por el profano),
a pesar de que pueda parecer que no reúne estas características
-por ejemplo: acostumbra a ser nominal- es también esencialmente
antidocumentario, ya que si alguna documentación suministra sobre
los actos realizados a través suyo, esta es secreto bancario. Además,
puede convertirse en cualquier momento en pseudo-billetes de banco, quedando
así su rastro completamente cortado.
Si los instrumentos monetarios actuales son la negación de lo
que hemos designado instrumento-documento monetario, nos hace falta, en
consecuencia, repensar el instrumento monetario capaz de constituir la
garantía eficaz de una medición exacta y plenamente documentada
del valor de cambio de todas y cada una de las mercaderías existentes
en un mercado dado.
Documentar con exactitud y precisión cada libre acto de intercambio
mercante-monetario y cada libre acto social-monetario es la única
manera de conseguir la transformación de la mercología en
una «ciencia» experimental. Y es también la única
manera de conseguir, por la clarificación y transparencia monetarias
obtenidas, la transformación de la corrupta sociedad actual en una
sociedad más libre, más responsable y más justa.
Notas:
8Por
pro-científico entendemos «que permite la ciencia, que está
pensado de cara a la ciencia» (la ciencia en el sentido restringido del
que hemos hablado en la introducción).
9 Una
pervalencia es un «valor privilegiado» en el fenómeno,
eso es, una característica, una dimensión, un aspecto... del fenómeno,
que nos interesa particularmente observar y estudiar.
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