Lluís Maria Xirinacs (1932-2007) se caracterizó, en los primeros tiempos de su lucha política, por defender la amnistía total de los presos, en ocasión del cambio de sistema político en el Estado español. Fue en el transcurso de los años 70 del siglo XX, al pasar del régimen tiránico del general Franco a un régimen parlamentario.
Xirinacs afirmaba, en ese momento, que si se cambian radicalmente las reglas de juego político, hay que dar la plena libertad y una nueva oportunidad a todas las personas que habían cometido delitos y faltas durante el franquismo, tanto a los presos llamados «políticos», como a los presos llamados «comunes» o «sociales».
Él reconoce que su reivindicación, aplicada en el caso de los presos «comunes», fue el motivo por el que perdió la mayor parte del apoyo electoral que tenía cuando fue elegido senador, en 1977. Xirinacs no consiguió la amnistía completa para este tipo de presos, pero sufrió el rechazo de una gran parte de su electorado, que se sintió agredido por la posibilidad de que se produjera la liberación de todos los delincuentes.
Con posterioridad, de la mano de Agustí Chalaux (1911-2006), estudiaron juntos un nuevo sistema político, económico y social, que llamaron Sistema General.
En este Sistema General, se propone la transformación del dinero actual en una herramienta que deja prueba jurídica de cada intercambio, aboliendo el dinero anónimo. Es lo que se llama moneda nominativa. Como consecuencia de esta primera medida, se propone también una renta básica para toda persona mayor de edad, más pequeña para los menores.
Con esta reforma monetaria, desaparece o se hace más difícil la posibilidad de delinquir. Con la introducción de la renta básica, desaparece o se hace más difícil la necesidad de delinquir para alcanzar la propia subsistencia.
En estas nuevas condiciones sí tiene sentido proponer una amnistía general que libere a todos los presos y exima a todos de delitos, faltas y responsabilidades civiles cometidos con el anterior sistema.
Si todos los delitos escondidos, cometidos por personas poderosas, se demostraran y salieran a la luz, y estas personas tuvieran que pagar las consecuencias de sus actos en el transcurso de su vida actual, la prisión de Spandau se haría pequeña para albergar delincuentes culpables de crímenes contra la Humanidad. Los poderes fácticos no permiten que un político ético asuma cargos de responsabilidad, porque así no lo pueden expulsar cuando les conviene. Además, es muy verosímil que algunas personas hayan accedido a cargos de responsabilidad, mediante un pacto con ciertos grupos de presión, a cambio de cometer un crimen execrable, por ejemplo un infanticidio filmado en vídeo, haciendo que la prueba en vídeo esté en manos de estos grupos de presión, como herramienta de obediencia ciega de aquellas personas a estos colectivos.
En Derecho hay una máxima que dice: «al enemigo que huye, puente de plata». Nos sirve para que todas estas personas que tienen cargos de responsabilidad en el sistema actual acepten, con la amnistía, el paso al Sistema General, liberándose de cualquier dependencia con los anteriores poderes fácticos, y permitiendo que, en adelante, puedan actuar de acuerdo con su propia conciencia.
Finalmente, la amnistía sirve para que todo tipo de militantes y activistas que permanecen en la clandestinidad puedan vivir con normalidad en este verdadero nuevo estado de derecho. Es una medida que afecta tanto a un Rockefeller como a un Enric Duran.
Brauli Tamarit.
Lunes, 17 de agosto de 2015.
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