Agustí Chalaux nos explicaba que al inicio de la guerra incivil de 1936-1939, una vez los facciosos fueron derrotados en Barcelona, el dirigente libertario Buenaventura Durruti creó una columna para ir a combatirlos en el frente de Aragón.
Se queja Chalaux que, una vez Durruti llegó a conquistar el primer pueblo, se dedicaba a hacer la revolución en esta villa conquistada. La lentitud en su avance fue la causa de que los dirigentes sublevados asesinaran a más de 3000 militantes libertarios en Zaragoza, lo que fue otra de las causas de la pérdida de aquella guerra. De tal forma que, en palabras de Chalaux: «en Zaragoza, todavía le esperan».
Una de las posibles razones de la actitud de Durruti en el frente de Aragón, era el recuerdo de cuando, durante los hechos revolucionarios en Rusia, los libertarios eran mayoría en el consejo de Cronstadt, isla situada delante de San Petersburgo, cuna de marineros. Desde esta privilegiada posición, los marineros libertarios de Cronstadt constituyeron la vanguardia de la revolución de febrero de 1917, de la lucha contra el complot del general reaccionario Kornilov en verano del mismo año, y de la revolución de octubre de 1917. Pero fue el partido de Lenin y Trotsky quien recogió los frutos de aquellas gestas para tomar el poder.
Posteriormente, el Ejército Rojo, comandado por Trotski, liquidó la experiencia de los cronstadianos con una masacre y los llamados comunistas se atribuyeron en exclusiva los éxitos revolucionarios. La experiencia escondida de 1917 debía ser la razón por la que los libertarios españoles y catalanes de 1936 no quisieran repetirla, sacrificando la victoria militar de la guerra incivil en favor de la revolución inmediata.
Aquel recuerdo de la experiencia rusa ha sido rescatado del olvido mediante la recuperación in extremis del último ejemplar existente de la traducción castellana del libro Cronstadt, firmado por E. Yarchuck, testigo de los hechos, libro que debía ser editado poco antes o durante la guerra incivil y que permaneció escondido durante muchos años en el fondo de un baúl de la antigua fábrica de los hermanos Chalaux, el inmueble que luego fue la primera sede del Centro de Estudios Joan Bardina.
Antes de llegar al frente de Aragón, la columna Durruti entró en Lleida donde hizo prisionero su obispo, el navarro Manuel Irurita. Durruti salvó al sacerdote de ser fusilado por sus compañeros libertarios, que apenas sabían de letras, con lo que el letrado Irurita pasó a ser secretario personal de Durruti.
Contrariamente a esta realidad, los dirigentes franquistas difundieron el mito de que el obispo Irurita fue un mártir «por Dios y por España», pues argumentaban que había sido fusilado por sus enemigos «rojos».
Posteriormente, esta columna se estableció en el frente de Madrid. Durruti llevaba siempre encima una pequeña metralleta para su protección personal, colgada en bandolera y pegada al cuerpo, que el 20 de noviembre de 1936 se disparó accidentalmente, causando la muerte del dirigente libertario.
Los compañeros de Durruti difundieron la versión de que su líder murió por un disparo de los sublevados, considerándolo también un mártir en la lucha para defender Madrid. Esta versión tenía como finalidad mantener la moral de sus combatientes y crear un mito que diera ejemplo entre sus seguidores.
Finalizada la guerra, Irurita se incorporó discretamente al obispado de Lleida como administrativo del prelado que le sucedió, Don Aureliano del Pino Gómez.
Mi abuelo materno, Sebastià Tamarit Guiu, fue durante unos años portero del palacio episcopal de Lleida y nos dio testimonio de la narración que le hizo Irurita, convertido éste en secretario episcopal, sobre la verdadera causa de la muerte de Durruti.
Ni Durruti ni Irurita fueron verdaderamente mártires en ningún bando. Contrariamente, y a pesar de «las ideologías y las afectivologías» como dice Chalaux, se tejió entre ambos una amistad a contracorriente que ninguno de los dos grupos enfrentados, seguidores de Bakunin y de Jesús respectivamente, ha querido plenamente reconocer, demostrando que, siempre y especialmente en circunstancias de extrema violencia, lo que más cuenta es preservar la vida humana y mantener el espíritu de cooperación.
Brauli Tamarit Tamarit.
Fecha de creación: Domingo, 20 de noviembre de 2016.
Última modificación: Lunes, 21 de noviembre del 2016.
Enlaces relacionados:
Funcionarios y militares cesantes.
Cronstadt. Su significación en la Revolución Rusa. E. Yarchuck.
Los terroristas son los otros.
Federica Montseny i Mañé. Agustí Chalaux de Subirà (vídeo en catalán).