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Artículos publicados en la revista Penedès Econòmic.
Lluís Maria Xirinacs.
Artículos publicados en el diario Avui, cuando Lluís Maria Xirinacs era senador independiente en las Cortes Constituyentes españolas, entre los años 1977 y 1979, traducidos al castellano.
Lluís Maria Xirinacs.
Artículos publicados en el rotativo Mundo Diario, cuando Lluís Maria Xirinacs era senador independiente en las Cortes Constituyentes españolas, entre los años 1977 y 1979.
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Publicaciones:
Lluís Maria Xirinacs.
Agustí Chalaux de Subirà, Brauli Tamarit Tamarit.
Agustí Chalaux de Subirà.
Agustí Chalaux de Subirà.
Agustí Chalaux de Subirà.
Magdalena Grau Figueras,
Agustí Chalaux de Subirà.
Martí Olivella.
Magdalena Grau,
Agustí Chalaux.
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Prólogo.
por
Johan Galtung.
Martí Olivella ha escrito un libro importante. Se ha adentrado en un camino en el que los economistas no acostumbran a atreverse ni a entrar, y no precisamente porque sean ángeles... Dinero, dinero como tal. Nos da sus análisis, sus pronósticos y sus proposiciones para posibles remedios. Plantea innovaciones sociales radicales que, como él mismo expone, no se aceptarán con facilidad. Aunque lo mínimo que puede pasar es que se suscite un debate social sobre uno de los fenómenos más importantes de nuestro tiempo; la conversión masiva de «dinero en moneda» y «papel dinero» en «dinero de plástico».
Cada día los medios de comunicación nos proporcionan noticias
sobre el poder del dinero en la economía mundial. Por un lado tenemos
la creación de valores, de «bienes y servicios», aunque
siempre encontramos aspectos de «malos y antiservicios» escondidos
en su producción, distribución o consumo, agregados a los
escondidos efectos secundarios positivos. En otras palabras, las externalidades.
Pongamos que la economía real es R, y que hay otra economía,
F,
la economía financiera, que consiste en toda clase de instrumentos
de finanzas, entre los cuales está el dinero. En R y F
hay estancamientos y movimientos, con F moviéndose en dirección
contraria o R pagando supuestamente por los servicios y bienes de
R.
Con sólo mirar un escaparate de cualquier tienda vemos a R
moviéndose desde los estantes hasta el cliente y a F moverse
desde el cliente hasta el cajero. Evidentemente, el cliente también
puede pagar con R; no es imprescindible recurrir al dinero, al fin
y al cabo el trueque aún es muy importante aunque puede que más
en el sector de servicios, «yo hago algo para ti y tú haces
algo para mí», que en el de los bienes.
Luego está la tercera posibilidad: los intercambios dentro de
F;
una economía financiera, instrumentos financieros de compraventa,
independientes de la economía real. Es evidente que si R
está en baja forma porque se produce poco en bienes y servicios
o porque lo que se produce es de mala calidad, entonces una economía
financiera dinámica puede ayudar: creación de algunos créditos
aquí y allá, poner dinero en manos del consumidor para facilitar
la compraventa que a su vez puede generar beneficios que se pueden invertir
en una producción mejor y más abundante.
Pero una economía financiera extremadamente dinámica despierta
una gran tentación: hacer dinero comprando y vendiendo instrumentos
financieros, subir sus precios, incluyendo el precio del dinero por encima
del tiempo (tipos de interés) y por encima del espacio (tipos de
intercambio), y el precio del capital y de las finanzas (tipos, en general).
En otras palabras, la especulación. Si R se arrastra desesperadamente
detrás, entonces F ya no es un reflejo de R. Y el
resultado puede ser un fracaso del intercambio de capital o como mínimo
una economía muy entorpecida, con inflación y otros fenómenos
difíciles de controlar.
Esto ya es suficientemente problemático. Pero Olivella destaca
otro aspecto: instrumentos financieros anónimos versus instrumentos
financieros identificables. Fijémonos en el dinero en monedas o
en los cheques bancarios: ¿qué nos pueden contar, sobre todo
en sociedades donde predomina una circulación de dinero muy rápida?
Pero ahí están, sin dejar huella alguna ni contar con ninguna
huella. Bueno, a veces las huellas son útiles para los detectives,
y los números, sobre todo cuando son consecutivos, también
pueden aportar alguna información. De ahí la necesidad de
«blanquear» el dinero, de deshacerse de cualquier huella. Pero
en principio el dinero no tiene ninguna historia porque no tiene memoria,
y empieza cada transacción fresco, como si se usara por primera
vez.
Pero esto no sucede con el dinero de plástico. No sólo
se puede registrar quién, a quién y por qué, sino
también cuándo y dónde, con la claridad del extracto
mensual de Diner's Club, Eurocard, American Express y Visa. Lo único
que falta es el porqué, es decir, la motivación que hay detrás
de cada operación. Pero es una cuestión que normalmente puede
deducirse bastante bien a través de la otra información,
haciendo posible la confección del perfil del usuario (dejé
a algunas de estas compañías cuando descubrí que habían
vendido perfiles de los consumidores a otros ¡a cambio de sus esfuerzos
comerciales!).
Aquí es donde entra la terrorífica ambigüedad del
dinero de plástico. La operación se convierte en historia.
La evidencia de la transacción esta allí; al fin y al cabo
se trata de hacer pagar al comprador, tanto si se trata del plástico
de una tarjeta de un banco como de una tarjeta de crédito. En principio,
esto tendría que agudizar el sentido de la responsabilidad cuando
se hace la operación, por lo menos por el mero temor de ser descubierto
(como por ejemplo en el pago de favores sexuales ilícitos con tarjeta
de crédito). Por otro lado, la historia de la operación también
aumenta el control sobre el poseedor de la tarjeta. Así, no sólo
el Capital tiene sus medios para cobrar sino que el Estado tiene sus medios
para supervisar todas las transacciones. Para lo bueno (detectar el fraude),
y para lo malo (guiar y manipular el movimiento general de R y de
F
en la sociedad sin diálogo alguno). En otras palabras, la transición
hacia el dinero de plástico debería estimular más
el Auto-control, pero también el Control de los demás.
Este es el problema que Olivella analiza. Sus remedios son interesantes
y realmente vale la pena discutirlos como una manera de escapar de la caja
de acero de Max Weber. El trueque es otro: responsabilidades y relaciones
directas y personales. Como el «trato» de Olivella con el lector,
que recomiendo sinceramente. ¡Venga, a aprender, a discutir!.
Porque este libro también es una pieza fascinante de macro-historia.
El lector aprenderá a ver la historia a través de la transformación
del sistema monetario: basado en cerámica, basado en metal, basado
en papel, basado en electrónica (el plástico existe sólo
para acceder a los circuitos electrónicos). Cada fase conduce a
nuevas oportunidades y a nuevos problemas. Aunque de alguna manera el tema
del dinero siempre se da por supuesto en realidad no se debate ni mucho
menos todo lo que se tendría que debatir.
En todo esto encontramos un mensaje para los movimientos sociales. La
mayoría se centran en R, la economía real. ¿Cuáles
deberían ser las prioridades? (Como la producción para satisfacer
las necesidades básicas de los más necesitados). Y ¿externalidades?
¿Incluyendo un consumo y una distribución equitativa, socialmente
justa, y puede que más igualitaria? Entonces el dinero se usa como
algo para redistribuir y deducir impuestos; como medio más que como
finalidad, para la acumulación. Esto está bien, pero las
funciones sociales de las distintas clases de sistemas monetarios no están
incluidas en los debates, ni en las agendas de los movimientos sociales.
Tanto los esfuerzos constructivos de Olivella, basados en sus guías
empíricas para el lector, como su sentido critico, también
deberían inspirar a los demás a mirar hacia el dinero. Tarde
o temprano tendremos una moneda única europea (Occidental). Hay
algunas ventajas como la reducción (o casi eliminación) de
los costes de intercambio. Pero hay desventajas: el dinero líquido,
no marcado, se moverá hacia el centro, aumentando el poder del centro
para enviar dinero marcado con decisiones de regreso a la periferia. A
lo mejor la gente reaccionará imprimiendo vales de crédito
locales, etc. En resumen, un período muy dinámico que concierne
al dinero. Podemos agradecer a Olivella que sea uno de nuestros guías.
Versonnex, 27 de julio de 1993.
Johan Galtung, Profesor de Estudios sobre la Paz, Universidad de Witten-Herdecke,
Universidad de Hawaii.
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