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Dolors Marin Tuyà.
Artículos publicados en la revista Penedès Econòmic.
Lluís Maria Xirinacs.
Artículos publicados en el diario Avui, cuando Lluís Maria Xirinacs era senador independiente en las Cortes Constituyentes españolas, entre los años 1977 y 1979, traducidos al castellano.
Lluís Maria Xirinacs.
Artículos publicados en el rotativo Mundo Diario, cuando Lluís Maria Xirinacs era senador independiente en las Cortes Constituyentes españolas, entre los años 1977 y 1979.
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Publicaciones:
Lluís Maria Xirinacs.
Agustí Chalaux de Subirà, Brauli Tamarit Tamarit.
Agustí Chalaux de Subirà.
Agustí Chalaux de Subirà.
Agustí Chalaux de Subirà.
Magdalena Grau Figueras,
Agustí Chalaux de Subirà.
Martí Olivella.
Magdalena Grau,
Agustí Chalaux.
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Presentación.
Nuestro universo visual, en cualquiera de los hechos que transcurren
en nuestra sociedad con el uso de la moneda, es muy restringido y está
muy por debajo de lo que actualmente permitirían las tecnologías
agrupadas bajo el nombre conjunto de telemática.
Con referencia a cualquier fenómeno monetario, nadie -ni el político,
ni el juez... ni el empresario, ni el responsable de una institución
liberal... ni el economista, ni el sociólogo... ni cualquier modesto
ciudadano- no puede actualmente saber, con exactitud y precisión,
nada sobre las clásicas preguntas: ¿quien?, ¿cuando?,
¿como? y ¿porqué?
De cara a la actuación de la justicia, es evidente que mientras
no se pueda contestar a estas preguntas -y muy especialmente a la de «quien»-,
nuestra civilización no será otra cosa que un campo de cultivo
de irresponsables.
De cara a la marcha diaria del mercado y de toda la sociedad, en general,
estos no podrán conocer un desarrollo real y pleno hasta que no
cuenten con un medio eficaz para superar la situación de total desinformación
en que vivimos.
Igualmente, de cara al conocimiento, teórico y práctico
del mercado y de la sociedad, podemos decir que ésta no progresará,
ni podrá hacerse experimental, mientras no exista un sistema racional
de medida y documentación de cada fenómeno elemental que
haya sucedido.
Actualmente, la información es uno de los elementos básicos
en todo hecho humano, incluso en los mas elementales, empezando por los
planteamientos de algunos biólogos actuales, que dicen «vida
es información» (refiriéndose a la información
contenida en los genes? y finalizando por las modernas tecnologías
informáticas, de tratamiento de la información, sin información
adecuada no puede desarrollarse, con un mínimo de eficacia, ninguna
actividad.
La idea de la moneda como información circulante y del sistema
monetario como sistema de información no es nueva, pero si que podemos
decir que se le ha prestado poca atención y que las consecuencias
de este planteamiento no se han llevado hasta el final. Teniendo en cuenta
la importancia de la información en nuestros días, creemos
que este olvido es muy grave: nos hace falta, pues, el hacer una revisión
a fondo del tema. Este será el objetivo del presente estudio.
La circulación monetaria tiene, en la actualidad, dos formas
principales: los billetes de banco, títulos al portador que circulan
sin dejar ningún rastro y que por este motivo podemos llamar circulación
anónima-impersonal, y el dinero escritural o dinero bancario,
es decir, las cuentas corrientes bancarias y formas similares, que sí
que están personalizadas y por este motivo hablaremos de circulación
personal-documentada.
La circulación anónima-impersonal es, por su misma naturaleza,
la causa de la actual desinformación sobre los fenómenos
monetarios: con respecto a la circulación personal-documentada,
si bien ofrece mas garantías de información, estas se hunden
desde el momento que este tipo de circulación se puede convertir,
siempre que convenga al interesado en circulación anónima-impersonal
-ya que no es, de hecho, mas que una circulación auxiliar y secundaria,
derivada de la primera-.
Nos encontramos, pues, que el sistema monetario actual no es un sistema
de información. sino, al contrario. un sistema desinformativo.
Para superar esta situación, proponemos la sustitución
de estas dos circulaciones actuales, por la circulación de un único
tipo de instrumento monetario, que llamaremos factura-cheque. La
factura-cheque será plenamente personalizada y solo servirá
para un único acto monetario elemental; además se servirá
de la tecnología telemática (o informática a distancia),
de manera que será un instrumento muy ágil y cómodo.
Con estas características fundamentales, el sistema monetario puede
adquirir la cualidad de sistema de información, para captación
automática y continua de las magnitudes monetarias sobre los fenómenos
concretos subjacentes a ellas.
Una comunidad geopolítica1
que pusiera en práctica un sistema monetario como el que propondremos,
tendría la triple posibilidad de:
A nivel justicial, disponer de la documentación antejusticial
precisa, que permitiría juzgar, con rapidez, eficacia y objetividad,
sobre las responsabilidades personales en cualquier crimen o delito cometido
por dinero.
A nivel de mercado y de sociedad total, conseguir un desarrollo pleno
y armónico, gracias a la clarificación e información
aportada por unas estadísticas y análisis dinámicos
y continuos de toda la actividad monetaria -sin que la información
de tipo estrictamente personalizada pueda ser conocida por nadie mas que
la Justicia y teniendo en cuenta que incluso ésta, no podrá
hacer uso de la misma si no es justificadamente.
A nivel de la mercología, disponer, finalmente, de un instrumento
métrico-contable para la medida objetiva de todos los fenómenos
elementales del mercado, lo cual significa el poder convertir el estudio
del mercado en una disciplina verdaderamente experimental-cuantitativa.
Todo y que partiremos del estudio y análisis de los sistemas
monetarios, para proponer una reforma importante de ellos, en último
término, aquello que mas nos interesa son las realidades sociales
que pueden derivarse de esta reforma. Nuestro interés, pues, no
se centra tanto en la mercología como en la sociología; y
todavía mas, en el arte política.
La reforma monetaria que proponemos es, en si misma y por ella sola,
éticamente
neutra, en el sentido que no es ni buena ni mala, sino que como cualquier
otra tecnología -no olvidemos que el sistema monetario es un instrumento
técnico-auxiliar inventado por el hombre- su posible bondad o maldad
es función, única y exclusivamente de la utilización
que de él se haga.
El hombre construye muchos instrumentos, cosas totalmente inertes que
lo ayudan en sus tareas, pero después puede utilizarlos de muchas
maneras, en función de intereses y objetivos sociales muy diversos;
únicamente estos usos sociales pueden ser tildados de buenos o malos
y nunca los instrumentos en si mismos.
A partir de esta constatación fundamental, podemos hacer una
distinción clarificadora entre autopolítica y antipolítica.
Auto y Anti son dos prefijos de origen griego; el primero
significa «mismo, por si mismo... espontáneamente y expansivamente...»;
el segundo significa «contra», pero aquí le daremos
el matiz específico de «el contrario, deliberadamente practicado
(del término que cualifica)». Delante de un mismo elemento
linguístico, como es el caso de «política», «auto»
y «anti» expresarán las dos caras sociales del concepto
significado por dicho elemento.
El sistema monetario que proponemos establecer, será un instrumento
muy potente de información y ya es sabido que quien tiene la información,
el conocimiento, el saber, tiene también el poder, la capacidad
de actuar, dirigir, conducir, elaborar estrategias (mercantiles, sociales,
políticas...).
Hay que preveer muy bién, pues, como se utilizará este
instrumento. Será utilizado antipolíticamente por una minoría,
en beneficio propio y en contra de los intereses de la mayoría,
convirtiendo el poder sobre las cosas en un poder ilegítimo sobre
las personas?
¿Será la información reservada a una minoría,
o abierta a la totalidad de la comunidad geopolítica?
Por nuestra parte, nos declaramos abiertamente partidarios de una utilización
autopolítica de la reforma monetaria que comprenda los siguientes
objetivos sociales:
-
Dar acceso libre y gratuito, a todos los miembros de la comunidad geopolítica,
a toda la información monetaria de tipo analítico-estadístico
y encargar a la Justicia, la protección de toda la información
monetaria de tipo personal-privado.
-
Dar a todos los miembros de la comunidad geopolítica, todas las
libertades fenoménicas concretas de las que todavía carecen,
pero que son posibles en función del nivel técnico actual.
-
Dar sus derechos jurídicos a todos los miembros de la comunidad
geopolítica y de entrada, darles plena igualdad jurídica
sin ninguna acepción de persona ni excepción de cosa.
-
Dar bienestar creciente al máximo de personas, en función
de la eficacia de los conocimientos de producción material y de
los conocimientos de servicio liberal.
-
Dar autopacificación interna y protección externa eficaces
a todos los pueblos acogidos en la comunidad geopolítica.
-
Y en el límite de la acción política exterior, buscar,
sin tregua ni descanso, la lenta autopacificación entre todas las
comunidades geopolíticas, entre todas las culturas y entre todas
las civilizaciones.
Todos los objetivos citados, pueden resumirse y concretarse en dos, en
los cuales centraremos buena parte de este ensayo.
El primero es la desaparición pacífica de todo tipo de
poder sobre las personas y su sustitución por un legítimo
poder eficaz sobre las cosas y mando social de las personas, nacidas todas
libres.
Poner esto en práctica, implica una reforma a fondo de los aparatos
estatal, de justicia y étnicos autonómicos. En primer lugar
los miembros respectivos de estos aparatos han de ser plenamente responsables
de su actuación, por lo que han de comparecer ante la Justicia,
al final de sus mandatos; en segundo lugar, las atribuciones de cada órgano
han de estar muy bien determinadas y limitadas al mínimo necesario,
siempre según el principio de subsidiariedad; y en tercer lugar,
la Justicia ha de gozar de una plena independencia respecto al Estado.
El
segundo objetivo es la desaparición pacífica de toda clase
de miseria material o marginación social por razón de dinero.
Esto implica la elaboración de una política de rentas adaptada
a las posibilidades que ofrece el nivel de desarrollo tecnológico-productivo
actual. Que hoy día es posible el dar dinero a todo el mundo, ya
no lo puede negar nadie. Wassily Leontief2
afirma: «La historia del progreso tecnológico a lo largo de
los últimos 200 años es, esencialmente, la historia de la
especie humana haciendo, lenta pero constantemente, su camino de vuelta
al Paraíso. Pero ¿que pasaría si de repente nos encontrásemos
en él? Si se nos ofrecieran todos los bienes y servicios sin trabajar,
nadie trabajaría. Si no hay trabajo no hay salarios, por lo tanto
hasta que no formulásemos nuevas políticas de rentas, apropiadas
para adaptarse a las nuevas condiciones tecnológicas, nos moriríamos
de hambre en el Paraíso».
Efectivamente, los procesos de producción material van prescindiendo,
cada día mas, de un factor que antes era fundamental: el trabajo
humano. Este es un hecho que se impone con evidencia y delante del cual
no podemos cerrarnos de ojos; pero debemos darnos cuenta que no se trata
de un hecho negativo, sino de un hecho altamente positivo: ¿que
mejor para el hombre, que liberarse finalmente del trabajo, de la tarea
rutinaria y sin aliciente? No hace falta ser muy avispado para comprender
que si las máquinas producen, si hay producción, ha
de haber también el dinero preciso para absorberla; y si el
mercado no genera espontáneamente este dinero -precisamente porque
no hay trabajo-, entonces es tarea del político el inventarlo
y repartirlo equitativamente, en función de las necesidades
mas evidentes, tanto del mercado como de la sociedad y esta tarea del político
no es difícil de organizar si se cuenta con un sistema monetario
plenamente informativo.
Pero todo esto debe hacerse respetando siempre al máximo, incluso
favoreciendo, la iniciativa privada y la propiedad privada de los medios
de producción, ya que la historia nos enseña que son precisamente
estas instituciones las responsables de la fecundidad, dinamicidad y progreso
técnico constante del mercado productivo.
Permítanos, el lector, unas reflexiones finales sobre la reforma
del sistema monetario que propondremos: la sustitución de los actuales
billetes de banco y otras formas auxiliares, por la factura-cheque pro-telemática
y bipersonal.
Esta sustitución es muy fácil de realizar, tanto desde
el punto de vista técnico, como desde el punto de vista social.
Técnicamente la telemática está ya a punto para
hacer posible, a no muy largo plazo, la implantación de la factura
cheque como único instrumento monetario.
Socialmente, solo hace falta observar que el sistema monetario es una
estructura abstracta y convencional, exterior al hombre, de carácter
instrumental-auxiliar, para comprender que su reforma no ha de provocar
ni resistencias psicológicas ni trastornos sociales de tipo alguno.
La prueba es que ya se está utilizando en muchos países incluido
el nuestro, el dinero electrónico -por no mencionar la expansión
rápida y generalizada de las cuentas corrientes-.
Así pues la reforma que proponemos es, antes de nada, una cuestión
de voluntad política.
La revolución telemática es hoy, ya, un hecho imparable
que afectará cada vez mas todos los campos de la actividad humana
-siempre, no lo olvidemos, en una dimensión auxiliar-. Como toda
tecnología, la telemática es, en si misma, neutra. susceptible
de utilizaciones éticamente muy diversas. «En espera de que
sea efectivamente creada una reglamentación estructurada, la nueva
tecnología permanecerá como sinónimo de centralización
represión, intrusión, dominación. Lástima.
La tecnología no es otra cosa que un instrumento para una mayor
eficacia, Ciertamente, los «malos» pueden oprimir, torturar,
espiar y explotar mas y mejor que nunca. Pero, al mismo tiempo, la tecnología
permite al hombre el escuchar, informar, ayudar y proteger al prójimo
mucho mas que nunca había podido imaginar. Devuelve la vista a los
ciegos, el oído a los sordos, mide con precisión, reparte
con equidad, tiene éxito en operaciones quirúrgicas increíblemente
delicadas. Da a los disminuidos y a las personas de edad los medios para
expresarse, desplazarse, comunicarse y hablar con los demás»3.
La telemática implica necesariamente, o bien una gran esperanza
para todos los pueblos del planeta, a condición que se entregue
como un instrumento de acceso gratuito, dedicado al servicio de la libertad
y de la información de todas las personas; o bien una gran amenaza
de mas poder sobre las personas por parte de los poderosos de siempre:
poderes fácticos, estatismos, sistemas policíacos, militarismos...
Concretamente,
el dinero electrónico, si no estamos atentos, nos puede llevar antes
al despotismo absoluto profetizado por Orwell y Huxley, que no al mundo
de libertades concretas que proponemos nosotros. Tal como se está
desarrollando actualmente, el dinero electrónico constituye sistemas
de información muy parciales y cerrados, limitados a unos núcleos
privados muy reducidos.
Por esto, es preciso que una decisión y voluntad autopolíticas
sean constituidas rápidamente. Lanzamos desde aquí un llamamiento
a la revolución de no-violencia inteligente y activa de todos los
pueblos del planeta: porque aquello que es técnicamente posible,
llegará a ser realidad concreta tan pronto como un pueblo esté
íntimamente convencido de ello. Y vale mas demasiado pronto que
demasiado tarde.
La crisis de la actual civilización y las posibilidades liberadoras
de una nueva tecnología este es el reto al que nos enfrentamos los
ciudadanos de estas postrimerias del siglo XX.
Notas:
1 Hoy
día, se utilizan corrientemente los términos Estado o
Nación, para designar las comunidades organizadas políticamente.
Consideramos que estos términos son poco precisos, o mejor aún,
radicalmente inadecuados: Estado es sólo una pequeña parte
de la comunidad total, aquella en la cual se ha delegado el mando político,
nación quiere decir simplemente «grupo de nacimiento, grupo
en el cual nacen los seres»: se trata pues de un hecho natural, común
a hombres y animales, que no tiene nada que ver con la organización
política, específicamente humana. Proponemos el emplear como
alternativa, la expresión mucho mas precisa de comunidad geopolítica,
que es, «comunidad fijada en un territorio determinado y dotada de
unos órganos de mando político determinados».
2 Wassily
Leontief «Distribución de trabajo y renta» Investigación
y Ciencia, nº 74, Noviembre 1982.
3 J.
Morgan «Des machines et des hommes: dictadure ou prolétariat»
Sciences
et Avenir nº spécial hors série nº 45 (Traducido
y adaptado por Hervé le Tellier, © Sunday Times Magazine. 23
de Octubre de 1983).
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