Al servicio de este pueblo.
Avui. Sábado, 26 de Agosto de 1978. Página 5.
Los caminos de la abolición.
El pasado jueves fue un gran día. La Comisión Constitucional del Senado aprobó la abolición de la pena de muerte excepto en caso de guerra.
Desde finales del año pasado se ha hecho camino. Entonces la propuesta fue derrotada por un margen insignificante, tanto en el Congreso como en el Senado. Todo el mundo se declaraba abolicionista, sin embargo, se decía, no era oportuno el momento.
Cuando parecía que la abolición no entraría en la Constitución se produjo un misterioso retoque del consenso entre los partidos pactantes y tuvimos la sorpresa de que comenzara a asomar la nariz por la Constitución una primera aproximación a la abolición. Si, pero «salvo lo que puedan disponer las leyes penales militares para delitos cometidos por personas sujetas por su propia condición al fuero castrense». Se veía la presión de los poderes fácticos. Así fue aprobado por el pleno del Congreso.
La Constitución llega al Senado. Sólo nos dan diez días para presentar enmiendas. El plazo de presentación de enmiendas es el día 7 de agosto. Hay alguien que se apresta a presentar la suya: el almirante Marcial Gamboa Sánchez-Barcaiztegui. Está fechada el 28 de julio. Los diarios se apresuran a hacer la referencia. Deja el texto igual. Sólo le quita la cola: «para delitos cometidos por personas sujetas por su propia condición al fuero castrense». Pero queda: «salvo lo que puedan disponer las leyes penales militares». En la justificación se dice que se trata de «eliminar una expresión desafortunada que podría hacer del militar un ciudadano de distinta categoría». Sin embargo, las dos categorías de ciudadanos persisten.
Y llega el día del debate, jueves 24 de agosto. Hay tres bloques de enmiendas. El radical: «resta abolida la pena de muerte» con enmiendas de los progresistas, de los socialistas, de Cela y mía con una variante equivalente de los vascos. En el medio: «Salvo en caso de guerra», avalado por Mateo Navarro, del PC y Entesa dels Catalans. Y el mantenimiento de la excepción para los militares aun en tiempo de paz, avalado por Gamboa, el almirante y por Arespacochaga, de Alianza Popular.
Antes de comenzar el debate los rumores eran que los militares no cederían y, por consiguiente, que UCD votaría a favor de mantener el texto del Congreso. Y he aquí que en medio del debate el almirante Gamboa cede, UCD varía su posición y gana la posición intermedia por veinticinco votos a favor, ninguno en contra y ninguna abstención.
Es absurdo constitucionalizar esta excepción, pero es el último tributo «político» a los poderes fácticos que han sabido flexibilizar sus posiciones. Esperamos que nunca haya guerras y podamos así considerar que la abolición es prácticamente absoluta. Estoy muy contento. Es una gran victoria de la Entesa dels Catalans y su portavoz, en este caso Alexandre Cirici. Supongo que en el pleno del Senado las votaciones no darán marcha atrás.
Lanza del Vasto decía que Dios, en las tablas de la ley, escribió «No matarás», vigilando de no dejar margen a la piedra para que no se añadiera nada más. Pero los hombres nos empeñamos en enmendar la plana a Dios poniendo condiciones.
Lluís M. Xirinacs.