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Al servicio de este pueblo.
Lluís Maria Xirinacs.
Artículos publicados en el diario Avui, cuando Lluís Maria Xirinacs era senador independiente en las Cortes Constituyentes españolas, entre los años 1977 y 1979, traducidos al castellano.

Diario de un senador.
Lluís Maria Xirinacs.
Artículos publicados en el rotativo Mundo Diario, cuando Lluís Maria Xirinacs era senador independiente en las Cortes Constituyentes españolas, entre los años 1977 y 1979.

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Mundo alternativo.
Lluís Maria Xirinacs.

Pequeña historia de la moneda.
Agustí Chalaux de Subirà, Brauli Tamarit Tamarit.

El capitalismo comunitario.
Agustí Chalaux de Subirà.

Un instrumento para construir la paz.
Agustí Chalaux de Subirà.

Leyendas semíticas sobre la banca.
Agustí Chalaux de Subirà.

Ensayo sobre Moneda, Mercado y Sociedad.
Magdalena Grau Figueras,
Agustí Chalaux de Subirà.

El poder del dinero.
Martí Olivella.

Introducción al Sistema General.
Magdalena Grau,
Agustí Chalaux.

Diseño de civismo.

Capítulo 3. Características de un sistema monetario científico. Ensayo sobre moneda, mercado y sociedad. Índice. Ensayo sobre moneda, mercado y sociedad. Capítulo 5. La telemática. Ensayo sobre moneda, mercado y sociedad.
Diseño de Civismo.
Apuntes de investigación interdisciplinar

2.2. Las crisis anti-económicas.

2.2.1. Causas de las crisis anti-económicas.
2.2.2. El trabajo y el paro forzoso.
2.2.3. Inflación-deflación.
2.2.4. Stagflación.
2.2.5. El fraude del lucro directo.
2.2.6. El mercado subterráneo.


2.2. Las crisis anti-económicas.

Si economía de mercado es equilibrio de mercado, el desequilibrio será anti-economía. Las crisis anti-económicas han aparecido periódicamente desde hace siglos. La crisis actual introduce nuevos elementos y nos abre la posibilidad de superarla estructuralmente. Para intentarlo hay que descubrir en qué consiste la crisis, cuáles pueden ser las soluciones y cuáles son las pistas falsas que cada día nos ofrecen los medios de desinformación, como un bombardeo ideológico para aceptar resignadamente y fatalmente nuestro destino trágico: el 'individual, el de las empresas utilitarias o liberales, el de nuestro pueblo...

El criminal listo trata siempre de hacer recaer las sospechas sobre otros para despistar a los perseguidores. Pistas falsas es lo que el pueblo encuentra cuando quiere atacar las causas de sus males económicos, sociales y culturales.

Versión 31 de octubre de 1988.

2.2.1. Causas de las crisis anti-económicas.

Analizar los mecanismos de creación y mantenimiento de las crisis anti-económicas e interpretarlos como mecanismos de poder.

Entre los diversos elementos que se presentan cuando se habla de la crisis anti-económica que afecta, de una manera u otra, en gran parte del planeta, en elegimos tres muy corrientes:

«La plena ocupación laboral es posible sin reducir el horario de trabajo».

"La inflación es debida al precio del petróleo y la espiral precios-salarios".

«Es imposible de hacer emerger la economía sumergida».

Antes de entrar a hacer una crítica de estas falsas pistas hay que aclarar que las crisis anti-económicas son fruto de mecanismos de mercado y de moneda deliberadamente mantenidos confundidos por los poderosos para poder mantener su poder contra las personas. Nos presentan la crisis como una catástrofe inevitable-casi un castigo divino-ante el que no se puede hacer nada más que lamentarse y aceptar la austeridad redentora que se concreta en la escasez artificiosa de bienes mercantiles a través de:

a. la disminución de la clientela popular, la más numerosa y solvente, por la amenaza y la trágica realidad del paro forzoso de los asalariados.

b. la consecuente propaganda a favor de un ahorro previsor "estrechar el cinturón» que reduce aún más el nivel mínimo de los más pobres y permite sustraer al mercado de consumo un dinero a todas luces bien solvente.

Este procedimiento tan sencillo permite que las crisis anti-económicas faciliten la perpetuación de estructuras de poder ilegítimo o legalista instalado sobre las personas. Es un mecanismo, conocido desde hace tiempo y que practica asiduamente la gente encaramada en el poder cada vez que una prosperidad económica, demasiado prolongada según ellos, da coraje al pueblo para revelarse, con un mínimo de inteligencia y de medios prácticos, contra el inmovilismo legalista que se opone a las ansias de mejora social en función de un evidente progreso técnico y productivo.

Una vez la crisis se ha instalado, los distinguidos sabios de turno al servicio incondicional del poder, cuentan con "argumentos" que la crisis es como un fenómeno «natural», como los terremotos y las inundaciones. Dicen que es imposible de establecer un salario de paro forzoso y de jubilación para todos sin estudios previos muy largos, sin el dificilísimo establecimiento previo de nuevos impuestos en forma de cargas empresariales a favor de unos enormes organismos burocráticos especializados. Los sabios del sistema añaden que este nuevo impuesto sobre la producción aunque aumentaría la crisis inflacionista de los precios, hoy en día inteligentemente concomitante, por complot perfecto, con cualquier crisis de mercado. El mismo argumento permite, así, congelar los sueldos de los peor pagados, con el aplauso unánime de las personas de juicio. También dicen que la Seguridad Social debe suprimirse por demasiado cara y debe ser sustituida por seguros privados. Según ellos, todo se va a la ruina porque, pronto, 2 jóvenes trabajadores serán necesarios para mantener las pensiones de un jubilado.

Cabe recordar que el poder sobre las personas surge siempre y en todo de la escasez de recursos y que el mejor sistema para provocar escaseces subterráneas y artificiosas de recursos, y las crisis antieconómicas consiguientes, es el dinero anónimo, indocumentado, forzosamente anti-analítico y anti-estadístico, corruptor... que impide descubrir las causas y los autores-beneficiarios de las crisis. «El poder es poder de desposeer a los demás».

Versión 31 de octubre de 1988.

2.2.2. El trabajo y el paro forzoso.

Se analiza el hecho del paro forzoso y se propone un plan social y financiero para reducirlo.

«Toda persona humana tiene derecho al trabajo» es hoy un derecho humano proclamado por las Naciones Unidas, por la declaración de derechos de la Unión Europea y por las constituciones de la mayoría de los países del mundo. «Nadie sin trabajo» es el eslogan que de entrada acepta el sistema actual formado por una gran mayoría de esclavos que alquilan su fuerza de trabajo y por una exigua minoría que los tiranizan sutilmente mientras no les resulta más rentable de ponerse en marcha a la miseria cercana o en el tercer mundo lejano.

Un cambio de modelo, de eslogan, de paradigma, se está generando: «Toda persona tiene derecho a dinero suficiente para vivir bien" en función de las posibilidades tecnológicas de una contabilidad general que permita redistribuir solidariamente los excedentes de producción, bajo forma de poder de compra de consumo. Y eso, como mínimo vital, independientemente de los salarios privados provenientes de participar en la producción mercantil.

El paro forzoso es hoy la contradicción que ha generado el éxito del sistema capitalista y que le condena, precisamente, a su superación (para unos) o su extinción (para otros). Las pseudo-soluciones al paro forzoso son el arma populista de gran parte de fuerzas políticas. Hasta hace pocos años, el paro forzoso dependía de los ciclos inflación-deflación. Hoy podemos decir que el paro ya no es coyuntural. No es sólo de unos años malos... No acabará con el lanzamiento productivo! El paro hoy es estructural. Propio del mismo sistema tecnológico capaz de suprimir cada vez más la intervención humana directa en los procesos de producción.

Todas las promesas que se crearán puestos de trabajo, parece que serán palabras vacías, salvo que se tomen otras medidas que significan la muerte del «libertinaje mercantilista» y la «burrocracia estatista». Pero para tomar otras medidas hay una aceptación social, y ésta está muy condicionada por la mentalidad laboralista predominante hasta ahora. El trabajo, a pesar de la retórica sobre su bendición divina, es, desde su aparición, trabajo servil: el pobre que no trabaja, que no se vende, no come.

Hoy los procesos de informatización y de robotización están supliendo el trabajo servil del hombre y lo pueden liberar de masas horas de trabajo rutinario y pesado. Pero esto sólo es posible con una condición: que se reparta la riqueza que generan las máquinas entre toda la sociedad, y especialmente entre quienes no «pueden» trabajar.

Si continuamos con la misma mentalidad y estructura social, hijas del «quien no trabaje, que no coma», como no hay suficiente trabajo, hay muchos que no comen, mientras que los que trabajan, se ven obligados a hacerlo muchas horas y no tienen tiempo ni de disfrutar lo que ganan. Los productos quedan sin venderse, porque cada vez hay menos productores que ganan y más productos que no pueden ser comprados por quienes no pueden trabajar y que, en este sistema, no tienen poder de compra por falta de dinero.

«El Homo otiosus» vive hoy en una inmensa «Disneylandia» que da empleo a «El Homo faber1», es decir, el consumidor tiene hoy más importancia que el productor. La técnica moderna y el capitalismo han producido tanta riqueza que han desproletarizado la fuerza de trabajo. El trabajador pierde su carácter específico e insustituible: el sustituyente la automatización. A pesar de esta situación, revolucionariamente nueva, para millones de personas no ha cambiado nada salvo el aumento de su miseria.

Dos medidas pueden romper esta dinámica absurda, enfocándola desde un nuevo marco y con una nueva mentalidad: toda persona, por el hecho de serlo, tiene que poder vivir dignamente. Es el paso de la era del hambre, en la era de la abundancia para todos. Del derecho y deber del trabajo, tenemos que pasar al derecho al ocio creativo, al hacer trabajo espontánea, a la espontaneidad ya la creación cultural... con suficientes recursos.

La primera medida es un salario de solidaridad social de paro forzoso, igual para todos e indefinido.

La segunda, es una reducción de la jornada laboral legal, por ejemplo, de 40 a 20 horas de trabajo a la semana (reducción de horas a calcular según las posibilidades de cada mercado).
Estas dos medidas pueden desarrollarse dentro del marco del diseño de civismo conjunto, financiándose gracias a las posibilidades de invención de dinero en función de los excedentes de producción. Pero estas medidas también pueden ser implantadas, incluso, en una situación de anti-economía como la actual si se dispone un plan legislado de solidaridad social contra el paro forzoso. Este plan de debe contemplar un conjunto de medidas para la reducción de horario de trabajo pueda hacerse con el mínimo de traumas.

La reducción de horario de trabajo no se puede plantear si no se mantiene, como mínimo, el mismo poder adquisitivo de los sueldos en relación a los precios. Y, eso, no es posible si la financiación del plan se quiere cargar a los obreros o a los empresarios. Hay que encontrar, por tanto, otra solución para financiar la reducción de horario. Una de ellas es la creación de un fondo de solidaridad contra el paro forzoso a cargo de un plan financiero a-por ejemplo-30 años que permita asumir comunitariamente el 50% de las nóminas de las empresas el primer año y un 5% menos cada año siguiente.

Las horas de reducción son estudiar y adaptar a cada realidad ya cada país en función de la producción y de la automatización. A nivel orientativo proponemos este Plan2 como base de estudio:

1. Reducción del horario legal de trabajo de 40 a 20 horas a la semana (por ejemplo: 3 días de 6 horas, 4 días de 5 horas...).

2. Mantenimiento del mismo salario-comprobable por la nómina a presentar por cobrar el % de ayuda-.

3. Fijación de una salario de paro forzoso de solidaridad social igual para todos e indefinido que sea la mitad del salario mínimo interprofesional.

4. Plan financiero y práctico de-por ejemplo-30 años para ayudar a las empresas en la nueva etapa:

1. pago automático por el Tesoro, del 50% de la nómina del personal (reducción del 5% de ayuda cada año, hasta llegar a un 5% el décimo año), favoreciendo el momento en que las empresas puedan hacerse cargo de la totalidad de las remuneraciones de su personal.

2. Libertad total de contrato laboral tanto por parte del asalariado como por parte de la empresa.

3. Posibilidad legal de plena utilización de todos los equipos productivos de cada empresa (por turnos durante las 24 horas del día, todos los días del año).

La puesta en práctica de este plan de financiación en régimen de moneda informativa y personalizada es relativamente fácil. En la situación actual, pero, si bien puede costar más, también ofrece otras ventajas.

Supongamos que cada empresa envía el listado de la nómina de todos sus colaboradores asalariados a la Confederación de Bancos y de Cajas y estas hacen las transferencias con la parte de ayuda del fondo de solidaridad, las posibilidades de fraude o de burocracia quedan bastante reducidas.

Una ventaja complementaria importante sería la supresión de todo mercado empresarial sumergido, subterráneo, negro... ya que ninguna empresa aceptará perder la subvención de la mitad de la nómina. Esta ventaja se vería fortalecido si se suprimieran las cuotas de la seguridad social y los impuestos a las empresas (Véase, Impuesto único de solidaridad social ).

Hemos aceptado como un hecho que el paro forzoso es hoy estructural, y en función de esta premisa, sugerimos un plan para financiar la reducción de horario legal de trabajo, con el mínimo de conflictos posible. Podemos profundizar, ahora, en la premisa del paro como fenómeno estructural.

El número de asalariados en las actividades extractivas (pesca, minas...), agrícolas-ganaderas, industriales, comerciales, organizativas... irá disminuyendo inexorablemente en función del progreso tecnológico y de las inversiones forísticas : cuanto más progreso tecnológico y mejores inversiones productivas, menos asalariados-sobre todo no especialistas-en las empresas. Es evidente lo lego en rentabilidad empresarial que cualquier empresa que se decida a hacer una inversión importante lo hace para disminuir su nómina de personal. Esta actitud es irreversible, y todos los lamentos o maldiciones moralistas, no cambiarán en nada el asunto: el paro forzoso irá aumentando indefectiblemente a medida que un país se industrializando y organizando en función de tecnologías de vanguardia. «La ocupación industrial-productiva de asalariados se irá reduciendo sensiblemente cada año» es la conclusión del informe para el IX Plan sobre la industria del futur3 presentado por Jean-Claude Pellisolo. Este tecnócrata prevé que «dentro de 30 años, el número de horas de trabajo será dividido por 3 0 4, al menos, en producción igual». Esto corresponde a un coeficiente de reducción igual a 50% cada 10 años. Esta reducción del 50% ya ha intervenido en los 10 últimos años.

En los últimos años el paro forzoso en las industrias, en el sector terciario, en el comercio, ha tomado una envergadura bien visible y desesperante, pero hay que recordar que sólo unos años antes el mismo fenómeno se produjo en el campo, cuando grandes propiedades de monocultivo con base tecnológica muy fuerte echaron los obreros agrícolas de la tierra. El ruido de este paro fue menor debido a que los obreros agrícolas no estaban organizados y no tenían ninguna fuerza para defender su supervivencia. Muchos de ellos, escaparon del paro incorporándose a las industrias. Hoy vuelven a sufrir el paro, por segunda vez...

El paro forzoso, sobre todo de las clases de peones y obreros no especializados, es un fenómeno tan viejo como la introducción de las modernas tecnologías industriales y organizativas a partir de 1914 (fenómeno enmascarado en los países beligerantes por la guerra) ya partir de la finalización de la Primera Guerra Mundial.

Este fenómeno, sin embargo, no ha querido ver, y se continúa ignorando por la mayoría de instituciones y fuerzas sociales que podrían poner un remedio racional. Mientras tanto, millones y millones de desempleados están cruelmente maltratados por el «liberalismo anti-social" que sólo beneficia a una minoría que considera irrelevante la masa de los individuos reducida a estado de objetos, que no se preocupa de las consecuencias-anti-vitales para los individuos y familias de las clases laborales bajas-de las «evoluciones económicas inevitables en nuestra anti-civilización».

Más allá de las constataciones sociológicas lo que está en juego es una concepción puritana del mundo, basada en el trabajo redentor. En catalán podemos distinguir entre trabajo («tripalium»: instrumento de tortura de esclavos) y trabajar. El trabajo obligado no está hecho para el hombre. Siempre le cansa. El esfuerzo vocacional creativo, en cambio, no cansa nunca porque es libre, personalizador, autorrealizador ... Pero, para pasar del régimen actual de trabajo obligado, legado por siglos de esclavitud más o menos disimulada e interiorizada, a un régimen libertario de vocaciones de artesanos y artistas hay que preparar el camino. Políticamente, se puede favorecer este cambio si se potencia una nueva cultura que utilice las nuevas tecnologías en el sentido de favorecer la producción en serie automatizada, por un lado y la obra artesanal bien hecho de la otra. La preparación de una generación artesana y artística depende de disponer de tiempo, de tener formación y medios para desarrollar la producción con la ayuda suficiente para competir con la producción en serie.

Versión 31 de octubre de 1988.

Notas:
1 En este párrafo seguimos a Salvador Giner, «El Trabajo domado», El País 31 de abril de 1984.
2 Las líneas principales de este plan fueron planteadas en los años 70 por en Cerrojo, presidente de Unidad Hermética.
3 Jean Claude Pellisolo, ex director de las industrias electrónicas y de la informática en el Ministerio de Industria del gobierno francés. El Expreso, número 1705, 16 de marzo de 1984: «Les métiers de l'an 2000», por Patrick Arnoux.

2.2.3. Inflación-deflación.

Analizar y explicar el fenómeno de la inflación-deflación a partir de unas nuevas premisas.

La inflación monetaria es un desequilibrio entre el valor de las mercancías producidas y la masa monetaria en circulación, cuando ésta es más alta que el valor global de las mercancías. El mercado está «inflado» de dinero, el dinero vale menos y, por tanto, aumentan los precios de las mercancías "escasas" en relación al dinero real (demanda) : hay más demanda monetaria que oferta de mercancías concretas.

Este desequilibrio es un absurdo basado en la «Ley de la oferta y la demanda», ella misma también absurda porque, mientras la oferta es de mercancías concretas producidas, la demanda es monetaria abstracta contable. Y todo el mundo sabe que relacionar una cosa concreta (mercancía) con un signo abstracto (moneda) es un problema sin solución. La causa principal que genera la inflación y la deflación -fenómeno inverso: mucho valor de mercancía producida y poco dinero para hacerle frente- es la imposibilidad del sistema monetario actual para adecuar el «valor de la masa monetaria» el «valor de las mercancías producidas ». Esta imposibilidad es instrumental: el sistema actual no dispone de ningún instrumento para captar ni la masa monetaria real ni el valor de las mercancías producidas.

La falta de solución práctica del actual sistema para poner remedio a la inflación-deflación, hace que se inventen falsos problemas. Algunas de estas causas falsas o parciales son:

«La espiral de precios y salarios genera inflación". Desde la perspectiva que estamos proponiendo, la subida de precios y salarios es irrelevante para producir inflación o deflación siempre y cuando ésta sube (o baja) sea correlativa, es decir, que «el poder real de venta al consumo con precios libres, sea igual al poder de compra real de los consumidores ». Tanto hace que vivir un mes cueste 5 unidades monetarias, como 50.000, mientras se cobren 5 ó 50.000 respectivamente. Cuando decimos que «la vida es cara» no depende de los «ceros» que debemos añadir a los precios de hace 50 años, sino que depende de la relación precios / salarios .

Esta relación dentro del actual sistema monetario normalmente es desequilibrada con lo que se pierde o gana poder de compra continuamente según haya inflación o deflación monetarias.

Si P es producción total , HP es hacienda privada y Hc es hacienda comunitaria (dinero equilibrador en forma de salarios de solidaridad social para el consumo o en forma de créditos a la inversión), podemos controlar la inflación o la deflación según la siguiente fórmula:
Equilibrio:

    P
--------- = 1
 Hp + Hc

Producción igual a hacienda.

Inflación:

    P
--------- <1
 Hp + Hc
Más hacienda que producción.

Deflación:

    P
--------- 1
 Hp + Hc

Más producción que hacienda.

Si, por ejemplo, la producción (precios) vale 100 unidades de cuenta de mercado, la hacienda privada (salarios) vale 80, hay que inventar una hacienda comunitaria de 20 (salarios de solidaridad social):

   100
--------- = 1
 80 + 20

Si suben en 10 unidades los precios y los salarios, continúa el equilibrio:

    100 + 10 110
---------------- = ----- = 1
 (80 + 10) + 20 110

Por elevados que sean los precios y los salarios en el mercado libre, en relación a una etapa mercantil-productiva anterior, siguen siendo de una total solvencia y exactitud monetaria por razón de una iniciativa y responsabilidad productiva privada y de una concurrencia mercantil, fecunda, de todos los productores (trabajadores, inversores, empresarios e inventores) y los consumidores privados.

«La especulación desequilibra el mercado». Si retomamos el sentido original de especulación ,-del latín, «speculare», vigilar, observar, vislumbrar, espiar con espejos convenientemente situados para ver lo que los demás, sin espejos, no ven-, la especulación no puede ser causa de desequilibrios dentro de un mercado libertario responsabilizado. El espejo no muta la realidad, sencillamente permite ver la parte de detrás simultáneamente con el frente.

El uso corriente del término «especulación» suele ser peyorativo y se emplea para designar una serie de delitos y crímenes cometidos con dinero anónimo (venta por debajo del precio mínimo en vistas a monopolizar el sector; compra mayorista oligopolista para controlar el mercado; compra-venta del suelo, bien raíz inmueble por excelencia...). Es decir, la especulación en vacío, mover dinero sin contrapartida mercantil crea graves desequilibrios. En cambio, la especulación sobre mercancías y valores concretos, en sentido positivo no desequilibra el mercado porque permite: un conocimiento más profundo de la naturaleza del bien comercial, un conocimiento espacial-geográfico de las necesidades del bien comercial más profundo, un conocimiento de previsión temporal del proceso productivo-comercial. La especulación conlleva riesgo. El especulador no siempre gana. No en vano decimos «espejismo» al espejo engañador. La especulación, como juego inteligente que busca las mejores oportunidades, es inseparable de la bolsa, de la lonja, el mercado libertario. Es trabajo del comerciante, transportista, importador y exportador... conocer en profundidad la naturaleza de la mercancía, las diferentes necesidades de las diferentes áreas del mercado, las previsiones de los movimientos mercantiles... Por otra parte el mercado se convierte en algo rígido, una planificación, una negación del mercado.

«La subida de los precios del petróleo es la causa de la inflación de los 70 y 80». (Véase el tema Stagflación).

Si ni «la espiral precios-salarios», ni «la especulación», ni «la subida de los productos petrolíferos» son las causas más importantes de la inflación, tendremos que buscar otras, quizá no tan aireadas, sin embargo, no por ello, mucho más importantes.

En la evolución utilitaria del hombre , planteamos que el valor de las mercancías producidas (P) suele ser mayor que el valor de la hacienda privada (Hp). Es decir, la relación entre P / Hp, siendo el numerador más grande, valdría más de la unidad. Y eso, significa deflación. Pero, en un mercado con moneda, la invención de dinero permite transformar la deflación grande en deflación pequeña (banqueros prudentes) o en equilibrio e, incluso, en inflación (banqueros atrevidos). Además invención, más apropiación y más ganancias. Si esto es así, se puede comprender el porqué del dominio constante actual de la inflación. Es la tentación permanente del banquero: inventar dinero y apropiárselo.

No es, pues, ni el capitalista corriente pidiendo intereses, ni el empresario corriente pidiendo beneficios... los causantes del gran expolio del « factor residual » o del «bien común », como tanto ha insistido el socialismo tradicional. Sobre el sueldo del obrero, sobre las regalías del inventor, sobre el beneficio del empresario y sobre el interés del capitalista… viene el controlador práctico del dinero, el banquero que inventa un dinero que inmediatamente se apropia.

Observamos hoy, tres clases de inflación:

a. La pequeña inflación , fácilmente controlada por los gobiernos a través del control de la relación precios-salarios. Es el sistema tradicional de la esclavitud sutilmente renovada y hábilmente camuflada. Los «moralistas» llaman a la austeridad, a estrechar el cinturón, al derecho y honor de pagar impuestos para sostener el «bien común»...

b. La inflación media aún a nivel de cada Estado (sociedad geopolítica). Se basa en los rincones escondidos del presupuesto. Es deliberadamente no controlada. Pertenece al que llaman «secreto de Estado». Es (ir) responsabilidad directa de los gobernantes de cada Estado. En toda insinceridad presupuestaria real, el mercado reacciona con fuerza mediante la conocida subida de precios, disparados mortalmente.

c La gran inflación internacional, radicalmente incontrolable dentro del marco del actual sistema monetario. Todo el mundo reconoce que hay que ponerle remedio eficaz y urgente, sin embargo, nadie lo pone.
La moneda anónima de circulación permanente, es convertible a cualquier cosa, juego o crimen, en el secreto irresponsable de las operaciones comerciales y de las desviaciones presupuestarias de cierta envergadura intraestatal e interestatal.

La causa principal de estas inflaciones (y consiguientes deflaciones) es la creación (o retracción) de dinero no medida adecuadamente por falta de un sistema monetario informativo y no medida interesadamente para apropiarse fraudulentamente del dinero inventado.

El aumento insolvente de creación de dinero en vistas a la apropiación fraudulenta de esta plusvalía mercantil genera altísimas tasas de inflación, que solo beneficia a una minoría.

La deflación se genera cuando, para compensar las espléndidas rentas de situación , los poderes establecidos cargan la responsabilidad de la inflación en los asalariados e imponen una miseria más o menos aguda a los trabajadores, los empresarios, los pequeños inversores y los inventores productivamente solventes, a base de un drenaje del dinero circulante creado.

La creación desmedida de dinero (ejercida discretamente dentro, entre y fuera de los bancos) es insolvente siempre que no corresponde directamente a ningún aumento de producción real que aumente el valor global de la producción.

Versión 31 de octubre de 1988.

2.2.4. Stagflación.

Analizar el fenómeno de la stagflación.

El desequilibrio económico monetario sólo es posible en un régimen mercantil sumergido en un sistema monetario irracional. Esta irracionalidad se demuestra en la incapacidad de medir el concreto valor de cambio elemental de todas las mercancías. Esta irracionalidad lleva, como consecuencia inevitable, la pérdida de control del sistema económico por parte de la autoridad que lo garantiza tanto al interior como al exterior de cada Estado.

La "stagflation ", voz inglesa resultante de «Stagnation» (estancamiento) y «inflation» (inflación) es el precipicio sin salida donde han ido a parar los mercados occidentales a partir de los años sesenta. Estancamiento económico absurdamente ligado con elevados tipos de interés, o alta inflación absurdamente ligada a un paro forzoso escandaloso. Con los fenómenos de la inflación y de la deflación entrecruzada se pierde la aguja de navegar por parte de los teóricos que no saben explicar lo que pasa y por parte de los gobernantes que «navegan» en la plena irracionalidad.

Hay que retroceder un poco para comprender el proceso general de la aparición de la stagflación.

En los últimos años la gran inflación ha sido obsesiva por los gobiernos. En principio no se puede hacer derivar del Plan Marshall ya que los capitales eran oficiales, legales, bien conocidos y solventes basados en la sobreproducción exportable de los Estados Unidos. Las rentas fueron rápidamente hechas solventes para la nueva gran producción europea y japonesa que le siguió.

El origen de la inflación galopante aparecida a finales de los años sesenta es atribuido por unos a la subida de precios de iniciativa empresarial frente a las luchas sindicales que impedían la renovación y reestructuración de las empresas, por otros, a los efectos de la guerra de Vietnam, por otros, a la subida de los precios del petróleo.

Según nuestra hipótesis, el origen principal de esta inflación, enmascarada por la prosperidad mundial posterior a la segunda guerra mundial, se puede describir así:

Los bancos estadounidenses con monopolio de emisión imprimen billetes de banco EEUU sin control con fines de exportación fraudulenta contra divisas europeas, japonesas y de otros países.

Estos colaboradores europeos, japoneses, etc. ... contrabandistas de sus propias monedas «nacionales», se convirtieron en los auténticos «financiadores» del creciente monopolio de las multinacionales EEUU contra riquezas y unidades de producción de sus propios países.

Para profundizar en este fenómeno, hay que analizar por un lado los capitales «financiadores» del creciente monopolio EEUU en el mundo entero y, por otro lado, las rentas obtenidas, cada vez más insolventes y de efectos monopolizadores crecientes.

La mayoría de estos capitales eran de origen dudoso, pues al provenir de hechos de guerra y destrucción eran, con toda evidencia, insolventes. Pero lo que está fuera de discusión es el efecto inflacionista de los billetes de banco incontrolados e irresponsables emitidos y exportados al margen del Plan Marshall y de cualquier otra transacción pactada.

Las rentas obtenidas de los anteriores capitales subterráneos constituyen el "hot money" (dinero caliente) que lleva su juego sucio e irresponsable contra todas las divisas, una tras otra ante unos gobiernos ignorantes, insolidarios o descaradamente cómplices.

Era necesario, sin embargo, limpiar este dinero malo. Se inventaron los «eurodólares». Son dólares diferentes de los dólares normales. El "hot money" se transforma en eurodólares y, así, se destruye el cuerpo del delito, es decir, los billetes de banco EEUU fraudulentos. Estos eurodólares no tendrán curso en EEUU. Ellos no se pueden contagiar. Vagarán por el mundo sin encontrar reposo. Esta operación es el mejor premio, totalmente injustificado e insolvente, a unos distinguidos contrabandistas europeos y japoneses.

El primer mercado de eurodólares fue Londres. El crecimiento, espectacular:

1957, 1.000 millones de eurodólares.

• 1964, 3.000 millones de eurodólares.

• 1965, 10.000 millones de eurodólares.

• 1968, 25.000 millones de eurodólares.

• 1970, 57.000 millones de eurodólares.

• 1972, 92.000 millones de eurodólares.

En 1972, la crisis del dólar transformó el mercado de eurodólares en el de eurodivisa, con la aceptación en el juego, del marco alemán y del franco suizo, principalmente. Desde 1965, este mercado prácticamente monopolizado hasta entonces por los británicos, se amplía con la entrada de otros bancos europeos (euro bancos). Más tarde se extiende a otras partes del mundo y nace el mercado del «asia dólar» animado por los bancos de Hong Kong, Singapur y Tokio. Los beneficiarios de este gran mercado subterráneo son los norteamericanos y los prestamistas de los residentes de todas las nacionalidades poseedoras de divisas depositadas en los euro bancos, asia bancos,...

En 1973 el volumen asciende ya a 132.000 millones de dólares. En 1974 a 177.000 millones de dólares. Y así sucesivamente.

Para tener una idea de qué representan estas cifras, y por tanto el grado de influencia de las eurodivisa en la economía general y en su proceso inflacionario, hemos comparado diferentes exportaciones con el correspondiente mercado de eurodivisa del mismo año.

• Eurodivisa de 1964: 4,6% de las exportaciones de todo el mundo.

• Eurodivisa de 1966: 27,5% de las exportaciones de la CEE.

• Eurodivisa de 1966: 48,5% de las exportaciones de EEUU.

• Eurodivisa de 1971: 496,6% de las exportaciones de Latinoamérica.

• Eurodivisa de 1974: 20,4% de las exportaciones de toda Europa Occidental.

Las grandes empresas multinacionales, principalmente norteamericanas, a través de bancos norteamericanos y europeos, emiten, desde el inicio de los años 60 las eurobligaciones, liberadas después en moneda de reserva o por unidades de cuenta monetaria (en 1972: 6.335 millones de dólares).

En el mercado de eurodólares, como en el de eurobligacioes, los demandantes obtienen un tipo de interés más bajo, la posibilidad de negociar los créditos más libremente, un coste y unos gastos de emisión inferiores a los mercados nacionales, garantías en la emisión de las grandes agrupaciones bancarias, superiores a las de las obligaciones emitidas en un mercado nacional y, en general, el hecho de operar fuera de toda regulación por parte de los Estados.

Se trata, pues, de un manejo radicalmente subterráneo e incontrolable de una moneda purísimamente abstracta que se mueve a menudo por teléfono, saltándose leyes y costumbres anacrónicas a las que sólo se someten los Estados y los particulares «anticuados».

Estas divisas dominan, de hecho, bolsas y bancos locales y mundiales; dominan las «economías» nacionales con complicidad responsable o ignorante de los gobernantes; inciden plenamente en el proceso de producción, de inversión y de consumo a partir del "sistema crediticio" y «financiero».

¿Quién puede creer que el equilibrio económico mundial pueda ser controlado por las autoridades, si los centros de decisión son manipulables por un cuerpo de irresponsables desconocidos? Los Parlamentos debaten y los Consejos de Ministros dictan medidas drásticas contra la inflación y el paro, o para controlar el precio del capital o el aumento de la producción. Mientras todo queda trastornado y neutralizado por unos telefonazos que mueven cifras diabólicas sin mover ninguna realidad mercantil concreta. Y esto a velocidades telemáticas entre estos «especuladores en vacío» del mundo entero.

Las consecuencias «stagflacionistas» de esta gran operación son terribles.

Una gran baja de la producción y un aumento del paro siempre mal subvencionado.

• Un aumento creciente de la inflación.

• Un desorden permanente en los cuerpos, castas y clases sociales "sacrificados" en el "servicio" a la sociedad. El desorden de arriba es el peor de todos los desórdenes.

• Una necesidad creciente de policías fanáticas y torturadoras y de ejércitos «pretorianos» como a «ultima ratio» tanto por la derecha, como por la izquierda, como por el centro. Hay que conseguir «democracias gobernables" con "gobiernos fuertes» contra «terrorismos destructivos».

• Una hambre terrible en los países subdesarrollados que no han querido escuchar los sabios consejos de los "birth control" con esterilización en cadena industrial e indemnización caritativa.

La gran jugada final ha sido cargar la culpa de todo al encarecimiento del petróleo. Los grandes monopolios mundiales del petróleo, "las 7 hermanas", líderes del «hot money», controladoras indispensables de las más revolucionarias técnicas de producción ahora diversificada en todos los terrenos, decidieron jugarse el destino de nuestra civilización para lograr un lucro directo en el vacío.

Y si tal vez sugirieron a unos jeques feudales de multiplicar por 2, por 3, por 4 el precio de «su» petróleo, bajo amenaza de fomentar en sus países revoluciones progresistas? Ahora los «moros» tienen la culpa, ante todo el mundo, de la repentina aparición del fantasma de la inflación. Mientras, los beneficios de "las 7 hermanas", no pueden, en buena economía clásica, ser considerados como causa de inflación. Dónde iríamos a parar con doctrinas tan extremistas!

Versión 31 de octubre de 1988.

2.2.5. El fraude del lucro directo.

Analizar los mecanismos de apropiación fraudulenta del bien común.

La principal causa de los desequilibrios económicos radica en una irracional invención o exvención de dinero en relación al valor de las mercancías producidas. La irracionalidad proviene de la falta de un sistema monetario informativo y personalizador que permita regular constantemente la masa monetaria en función del incremento del valor de las mercancías producidas. Esta irracionalidad del sistema monetario, que impide el equilibrio del mercado, sin inflación ni deflación, es pero querida y mantenida por todas aquellas minorías que se benefician de la crisis: «sacar provecho del lío» y, dado que la oscuridad informativa les favorece no tienen ningún interés en clarificar la situación: «lía que liarás».

El principal interés en inventar dinero, incluso por encima de lo que puede convenir, generando así inflación, es la apropiación de este dinero inventado. Inventar dinero en su justa proporción de las necesidades de crecimiento del mercado es necesario para evitar la deflación. Pero, según nuestra hipótesis (Véase « Moneda telemática y estrategia de mercado »), este dinero inventado que corresponde a una plusvalía general del mercado, debe ser equitativamente distribuido entre todos los ciudadanos ya que representa un bien común mercantil que no es directamente fruto de ninguno de los agentes mercantiles actuales. El fraude se opera pues, cuando unas minorías que controlan la invención de dinero se apropian de lo que inventan y, por tanto, carentes de un sistema monetario responsabilizador, su afán es inventar dinero constantemente para apropiárselo seguidamente. El fraude del lucro directo e inmediato que se obtiene sin tener que esforzarse ni arriesgarse para producir algo concreto se realiza por diferentes sistemas:

a. El fraude del lucro monetarista para obtención directa del lucro mediante sutiles complicidades y gracias a la irracionalidad del sistema monetario vigente.

1. Rentas de usura y rentas de situación.

2. Falsificación formal de dinero.

3. Juegos de azar.

b. El fraude por inversiones militaristas y armamentistas estratégicamente inútiles.

c. El fraude por violencia laboral.

a . Lucro monetarista.

1.1. Rentas de usura. El sistema más común de conseguir lucro directo, inventando y apropiándose el dinero inventado, es el practicado por los bancos privados, por las multinacionales y los Estados modernos mediante la banca oficial. El fraude se realiza cuando estas instituciones dejan el dinero inventado por ellas a empresas rentables de producción. La usura se produce, no tanto de los intereses elevados que son exigidos como de que se estipulan contratos «leoninos» por los que el cliente se obliga a devolver a plazo más o menos corto capitales inventados por el banquero, que son, pues, privadamente insolventes, con capitales realmente privados y solventes, es decir, sudados y ahorrados por los productores. Ni que decir tiene que los capitales inventados, privadamente insolventes de parte de quien se apropia, son comunitariamente solventes si responden a un incremento del volumen de la producción, porque representan excedentes de producción concretos.

Toda esta actuación es más o menos ignorada por los legisladores, cómplices o ingenuos, y por consiguiente, por la ley. La usura de mercado convierte así en un fenómeno ordinario, corriente, normal...

1.2. Rentas de situación. Son las rentas de los cómplices. Se distribuyen, a través de los monopolios y oligopolios, a la «gente de influencia» de sus consejos de administración, gente manifiestamente improductiva, pero necesaria para el buen funcionamiento del «sistema» de complicidades y encubrimientos.

También son rentas de situación las numerosísimas prebendas y sinecuras distribuidas a los cómplices y oportunistas necesarios para la legitimación del «sistema general del fraude legal": ingenieros, capataces, inspectores, abogados, gestores, periodistas, intelectuales, pedagogos, publicistas, médicos, jueces... de instituciones que por su original vocación productiva mercantil o cultural-liberal se podrían oponer espontáneamente a los poderes de hecho.

También son rentas de situación las que percibe la "burrocracia" y el sistema policíaco, ambos básicamente corruptos, fieles al servicio de los poderes fácticos mencionados. Aprovechan los «cruces de tráfico obligado» impuestos por absurdas leyes para hacer pagar «peaje» a todo el que se ve forzado a pasar.

Son rentas de situación las que reciben los «políticos» que aceptan vivir "profesionalmente" del ejercicio del poder corruptor y opresor.

2.1. Falsificaciones privadas, más o menos aceptadas por los bancos, con especulación bolsista sin solvencia previa o con créditos bancarios a corto plazo. Una forma de obtener lucro directo al margen de los bancos, pero con complicidad pasiva o activa de estos, es la falsificación endocontable de dinero fuera del banco, generalmente a cargo de ejecutivos bancarios. John Maynard Keynes (1883-1946) explica su enriquecimiento inicial en su autobiografía. No era banquero. No tenía, por tanto, «patente de corso». Tenía que espabilarse. El viernes, justo antes de cerrar bolsa, compraba valores que estaban a la baja, previniendo su subida. Y pagaba con cheque sin fondos fechado el lunes, porque ya era incobrable el viernes. El lunes a primera hora venía al alza e ingresaba el importe inmediatamente en su cuenta para hacer frente al cheque en contra pendiente desde el viernes. Esta falsificación de dinero contable privado insolvente sólo es perseguida por la ley cuando falla y deja un descubierto.

2.2. Falsificaciones privadas basadas en el movimiento en vacío de dinero contable abstracto, sin concreta circulación equivalente de concretas mercancías intercambiadas. Se trata de las populares «ruedas de talones, peloteo de letras de caballería..." Esta forma es promocionada y protegida por los bancos que encuentran interés elevado. El movimiento en vacío de dinero contable sólo es perseguido por leyes anacrónicas cuando los bancos se sienten gravemente amenazados.

2.3. Otra forma es la falsificación formal de dinero oficialestatista.
La falsificación oficial y estatista de monedas concretas metálicas por las mismas autoridades emisoras viene de muy lejos y es un acto de absolutismo totalmente arbitrario. El auge de esta falsificación oficial se sitúa en Europa, desde la alta edad media hasta 1914. Consiste fundamentalmente en exigir impuestos, gabelas, derechos reales... con monedas metálicas de una cantidad oficial de gramos. Entonces, el que gobierna las refunde con menos gramos, y con las nuevas monedas oficiales, de menor valor, paga las deudas estatistas a los súbditos «villanos».

En «El Capital» (I, p. 61) Karl Marx habla de la «práctica abusiva de la falsificación del dinero por los príncipes, práctica que duró varios siglos». Y en la nota correspondiente añadida a la 2 ª edición del Capital dice: «Así, por ejemplo, la libra inglesa representa menos de una tercera parte de su peso primitivo; la libra escocesa sólo representaba, antes de la Unión , 1 / 36 parte; la libra francesa 1 / 74 parte, el maravedí español menos de 1 / 1000 y el rey portugués una proporción aún menor ».

Otro ejemplo es la unidad monetaria inglesa, la libra esterlina que en forma de un soberano de oro valía 20 chelines y era codiciada por aristócratas y nuevos ricos, mientras que en forma de guineas, valía 21 chelines y era la moneda aceptada por banqueros listos.

2.4. Otra cosa es la actuación de los falsificadores sin iniciativa oficial. Son considerados delincuentes peligrosísimos y criminales. Falsificaban, primero, la moneda metálica, a partir de su aparición, los antiguos billetes de banco que respondían a moneda metálica, después, falsificaban los billetes de banco que no respondían a nada y, finalmente falsifican todo tipo de instrumentos monetarios auxiliares: cheques, talones, letras de cambio, bonos de caja, títulos, tarjetas magnéticas, informaciones de ordenadores... La maquinilla de hacer dinero siempre es atractiva.

Cuando los pillan, estos van a la cárcel. En la mayoría de los otros casos citados, normalmente los condecoran.

3. Los juegos de azar también son una manera de lucrarse en el vacío con circulación monetaria, sin el equivalente movimiento de mercancías concretas. Hay oficiales estatistas -loterías, quinielas, bingo, - y de otros más o menos perseguidos o tolerados arbitrariamente por unos sistemas legalistas y policiales corrompidos estructuralmente.

b. Inversiones militaristas .
Las acciones militaristas antiestratégicas, aleatorias, inciertas o mal programadas por «chovinismo» publicista, constituyen el belicismo, que además de poner en peligro la paz, justifica la necesidad de la militarización social y de la carrera armamentista.

La militarización de un país disminuye la producción de consumo civil porque, al hacer pasar gran parte de la población masculina y ahora, femenina, en los cuarteles o en las fábricas de armamento, disminuye el número de productores eficaces y la capacidad de compra de artículos de consumo.

El armamentismo está basado en el hecho de que los armamentos producidos se hacen cada día más rápidamente obsoletos debido al vertiginoso desarrollo tecnológico. Se producen con objetivos militaristas, imperialistas y colonialistas. Una vez se vuelven anticuados los exportan a países pobres, donde hay que quemarlos en guerras localizadas.

El belicismo, con la militarización y el armamentismo, es el medio para robar inversiones, invenciones, empresas y trabajo en la producción civil necesaria para la superación del hambre, la miseria y la pobreza de gran parte de la humanidad. Es un sistema para quemar los reales y potenciales excedentes generados por la acumulación de factores productivos comunitarios, que se concretan en las posibilidades tecnológicas en el campo de la producción y de la información.

La falta de capacidad de compra de millones de consumidores mantenidos en la pobreza no les permite aumentar la demanda de productos necesarios para su supervivencia. Las empresas, como no pueden asegurar la venta de sus productos de consumo, se reorientan a mercados seguros y con dinero abundante: el armamento es encargado por los propios gobiernos o por gobiernos de países extranjeros. Y los estados que compran siempre pagan, al precio que sea, para mantener su seguridad! En definitiva, el armamentismo es una «producción no productiva» que genera dinero, pero no bienes de consumo.

c. La violencia laboral

La violencia laboral, bajo muchas formas, es una expresión más de este fraude que opera impunemente y que permite obtener un lucro directo sin que sea fruto de una producción de mercancías realizada con una equitativa retribución de quienes las han producido.

De trabajos forzados hay escandalosos: los de los presos sociales, el de los prisioneros de guerra o de campos de concentración... Pero, hay abundantísimos de disimulados: toda la gente que trabaja a disgusto, y por tanto mal, por falta de preparación, por mal pagados, por malas condiciones, por mala salud ...

El trabajo de parados sin especialización o con especialización diferente a la propia es, además de una violencia laboral, un mal negocio: Hjalmar Schacht (1877-1970) demostró a Hitler que salían más baratas las autopistas del IIIer Reich hechas por obreros especializados que los millones de obreros parados heredados de la República de Weimar. Sobraba dinero para su subsidio de desempleo y las autopistas quedaban mejor.

La esclavitud legal o encubierta continúa. Inglaterra cuando abolió la esclavitud se dedicó a perseguir barcos portugueses, españoles, holandeses... cargados de esclavos negros destinados a América. Y, eso, no lo hacía por altruismo, sino porque los esclavos no eran tan rentables como los proletarios. Sin embargo, el proletariado es una esclavitud encubierta. No te compran "todo" el ser. Pero te compran "todas" las horas útiles de tu vida. Sólo dejan tiempo libre para dormir, comer y reproducirse -ver la televisión y comprar lo que te anuncian-.

Todas estas formas de violencia laboral se fundamentan en la presión que los empresarios que la practican pueden realizar contra el trabajador que no tiene otra posibilidad de sobrevivir si no es vendiendo la fuerza de trabajo. La explotación del trabajador continúa como fraude, creando una renta de situación a favor de quien lo contrata en malas condiciones. La renta de situación permite al empresario apropiarse de un dinero que no responde a una producción real bien pagada. La falta de unos salarios vitales de solidaridad social y la imposibilidad de control monetario de las nóminas salariales facilitan la violencia laboral.

Versión 31 de octubre de 1988.
 
2.2.6. El mercado subterráneo.

Analizar el fenómeno de la «economía sumergida» como consecuencia de la crisis anti-económica
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Si el dinero se ha escondido bajo tierra, ¿por qué el mercado, la producción y el comercio, no deben hacer algo igual?

El mercado negro de los países del Este es bastante conocido aunque quizás no en las dimensiones que ha adquirido los últimos tiempos. Pero es difícil seguirle la pista sin estudios fiables.

Esta salida adelante por la puerta falsa se empieza a conocer y a estudiar, en cambio, en la economía occidental, empantanada en esta crisis de las crisis que es la stagflación.

Bajo diversos nombres, un mismo fenómeno: economía sumergida, subterránea, paralela, clandestina, ilegal, oculta... Unas empresas son ilegales o delictivas (tráfico de drogas, de armas, de objetos robados, contrabando ...); otros son lícitos, pero no declarados (sobre todo a efectos fiscales y de cotización a la Seguridad Social ) . Otras empresas cumplen los requisitos legales pero por errores o fallas informativas no entran en estadísticas.

Según estimaciones, por cierto muy poco precisas, el mercado subterráneo en 1981 representaba el 10% del PNB de Suecia, 15% de Francia, el 25% de España, el 26% de los EEUU y el 35% de Italia.

Empresas oficialmente desaparecidas siguen funcionando readmitiendo los trabajadores despedidos. A menudo con sueldos superiores, pero sin Seguridad Social, con trabajo domiciliario, sin contrato laboral y, por tanto, con despido libre, sin pago de impuestos municipales, ni del IVA, ni de la renta de las personas físicas, ni Sociedades... sin someter sus productos a la revisión de los Ministerios competentes.

Todas las transacciones del mercado sumergido se realizan en efectivo, porque es dinero anónimo y no deja rastro. Son consecuencia de la presión fiscal, de las cotizaciones de la Seguridad Social y de las restricciones legales. Son el fermento donde se incuban la corrupción y abuso de un lado y la innovación y creatividad por el otro. Aguantan más bien la crisis que las empresas reconocidas oficialmente. Su supresión, dentro de los sistemas imperantes, sólo será posible a base de un control despótico contrario a la libertad y que generaría una burocracia que se comería los beneficios que el Estado espera conseguir de esta supresión.

Los recursos de la naturaleza son imprevisibles. Cuando se le niega al río su cauce normal se derrama por los bordes y cuando se corta el tronco de un árbol rebrota por las raíces. Se trabaja semiclandestinamente chapoteando, los parados se agarran a remendar carpintería, fontanería, fontanería, ferretería, mecánica, pintura... Aumentan los vendedores ambulantes, las tiendas en

un piso, los repartidores, los asesores fiscales de aficionado, los instaladores a domicilio, las clases y los cursos particulares.

Con el subsidio de desempleo o sin él se busca trabajo extra "por libre". Yermos estériles los suburbios o tierras abandonadas del interior se convierten en cultivos de inmigrantes sin trabajo, de «hippies» trabajadores o de gitanos marginados. Las barracas de herramientas en el campo o las masías abandonadas se vuelven a habitar. Jubilados que quieren ser útiles también se mueven. El bricolaje, el "self-made-man», siempre en expansión produce un intrusismo profesional que hace tambalear los oficios. Cuando la sociedad está corrompida: «Sálvate a ti mismo!, Sé autosuficiente». Como diría N. Berdiaeff, "una nueva edad media".

La crisis genera fenómenos de retroceso a formas arcaicas de comportamiento económico. Uno de ellos es el atesoramiento de oro, inversión especulativa e improductiva. Es el refugio de los inversores desconfiados en época de crisis. Igual diríamos de los diamantes, la numismática, la filatelia, las obras de arte... Otra forma arcaica es el retorno al mercado de permuta, trueque o intercambio con supresión de moneda. Se hacen operaciones en las que, por ejemplo, se cambian de manos unas acciones de unos grandes almacenes por unos inmuebles. Te venden un piso nuevo y te compran el viejo a cambio. O te venden un coche nuevo, quedándose el viejo descontando el precio de este del valor del nuevo...

El barco hace aguas. Todo el mundo huye del sistema monetario, del sistema fiscal, del sistema de la Seguridad Social , del sistema de controles de precios y salarios, del sistema de política anti-económica vigente.

Versión 31 de octubre de 1988.

Capítulo 3. Características de un sistema monetario científico. Ensayo sobre moneda, mercado y sociedad. Índice. Ensayo sobre moneda, mercado y sociedad. Capítulo 5. La telemática. Ensayo sobre moneda, mercado y sociedad.

 

 

 

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